Todos lo conocen como el hombre que desde hace poco más de tres años se convirtió en el dueño del corazón de una de las grandes divas de la televisión argentina, como lo es Susana Giménez. Pero, el empresario uruguayo Jorge Rama, de él estamos hablando, tiene su vida propia, lejos de las luces de los canales de televisión.
“Aunque la gente sólo me conoce por ser la pareja de Susana Giménez, yo no soy más que un empresario uruguayo que no conoce otra cosa que matarse laburando para tratar de progresar día a día. Es algo que mis viejos me enseñaron desde chico: el amor por el trabajo. El hecho de ser el novio de Susana Giménez no significa que tenga la vaca atada. Yo soy empresario desde muy joven y a Su la conocí hace tres años y medio”, revela Jorge Rama en el comienzo de una charla telefónica con Semanario desde la nueva mansión que acaba de comprar en La Caleta, uno de los barrios más modernos y coquetos de Montevideo.
“Como muchos uruguayos y argentinos de mi generación, vengo de una típica familia de españoles nacidos en Galicia que, allá por la década del ´30, decidieron abandonar su patria para ir en busca de un mejor futuro para ellos y sus futuras generaciones. Ellos eligieron Uruguay para formar su familia, que supieron construir con mucho sacrificio y trabajo. Vinieron con las manos vacías y se mataron laburando para darnos la educación que ellos, lamentablemente, no pudieron tener. Son dos bestias del trabajo porque, tanto mi vieja como mi viejo, siguen laburando como si recién hubieran llegado a este hermoso país en donde nací hace 36 años y que se transformó, por elección de ambos, en su segunda casa”, confiesa en tono entrecortado, producto de la emoción que le provoca hablar de sus seres más queridos. Y con una amabilidad de la que ya muchos nos habían dado cuenta antes de acceder a esta entrevista exclusiva.
“Todavía no me cayó la ficha de tener un hijo. Ser padre es algo que requiere mucho tiempo y dedicación, y yo, por ahora, tengo todos los cañones puestos en mi crecimiento como empresario. Es algo que si se da, se dará con el tiempo. No es algo que hoy esté dando vueltas por mi cabeza”, confiesa.
“Cada vez que puedo me hago una escapada al Palermo Boxing Club de Montevideo, mi segunda casa, para despuntar el vicio. Llegué al boxeo por casualidad, pero me atrapó desde el principio y jamás lo abandoné. Es más, creo que si no fuera por el boxeo, viviría estresado y de mal humor. Los guantes me permiten recargar energías y estar siempre con ganas de seguir haciendo cosas y crecer”, señala.
Si hay dos cosas que no lo desvelan, ésas son los libros y la televisión. “En la semana me quedo con el boxeo, y los fines de semana son para Susana en Punta del Este. El resto es puro trabajo”, asegura. Sin embargo, Rama no puede evitar reconocer que existen algunos programas sobre los que sus amigos lo mantienen informado. Entre, ellos, “Bailando por un sueño”, en donde una de las participantes y más firmes candidatas a llegar a la final es, ni más ni menos, su ex esposa, Eunice Castro, con quien, a pesar de estar divorciado, mantiene una excelente relación.
“Aunque no miro a Tinelli, por lo que me cuentan mis amigos, Eunice está teniendo una gran performance y eso me pone bien porque desde muy chica estudió ballet y danzas. Entiendo que el jurado será el que va a dar la última palabra, pero si de algo puedo dar fe es de que Eunice cuenta con todas las condiciones de una gran bailarina profesional. Y si ése es el elemento fundamental que el jurado tendrá en cuenta, no tengo ninguna duda de que Eunice es la gran candidata para quedarse con el primer puesto”, concluye el uruguayo, antes de continuar con su habitual rutina de trabajo.
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