EL MAL MOMENTO DE MARIANO MARTINEZ

Mientras miraba el drama por televisión no pudo evitar pensar en su padre. Los cuerpos de tres empresarios vinculados presuntamente al negocio de la venta irregular de medicamentos y el tráfico de efedrina bañaban de sangre un zanjón de General Rodríguez. Recordó que su viejo, a quien hacía tiempo no veía, solía presentarse ante los demás como empresario farmacéutico. Agradeció a los santos que en las noticias no apareciera su nombre y se olvidó del tema.

La segunda vez que el caso acaparó la atención de Mariano Martínez no ocurrió lo mismo. El apodo que su padre supo forjar hace años en el barrio de La Boca cuand aún vivían juntos inundaba las páginas policiales de los diarios. “Ricky”, como conocen todos a Sergio Ricardo Martínez, fue detenido por orden del juez federal Faggionato Márquez que investiga el triple crimen por su presunta participación en la comercialización ilegal de efedrina en el país.

El arresto paralizó a Mariano, quien en un primer momento sólo pudo descreer de la maldita novedad. En los días previos, cuando algunas versiones periodísticas presagiaban el desenlace, padre e hijo hablaron por teléfono para aclarar las cosas. “Ricky” juró su inocencia y Mariano creyó. Pero el último jueves toda la calma se esfumó. Cerca del mediodía personal de la División Tráfico de Drogas Ilícitas de la policía bonaerense interceptó al empresario en el locutorio ubicado en la esquina de Chile y Bernardo de Irigoyen, en pleno barrio de Monserrat, y dispuso su traslado a la Comisaría 4° de San Telmo. Luego de permanecer en el destacamento durante un par de horas, salió custodiado por un móvil policial hacía la delegación de Zárate-Campana, donde quedará alojado hasta la espera de su declaración testimonial frente al juez.

“Mariano está muy angustiado, pero también sorprendido. Se enteró de la detención de su padre por los medios. Todavía no lo puede creer”, confió un integrante del elenco de “Closer”, obra que protagoniza Martínez y que canceló su función del jueves horas antes del comienzo.

Sin embargo, la relación del ex Rey Marquesi con “Ricky” no era tan fluida. Con sólo cinco años sufrió la traumática separación de sus padres que lo obligó a mudarse junto a su madre y sus hermanos a una humilde casa en Avellaneda.

Desde aquel momento no sólo la presencia paternafue a cuentagotas, sino también fue escasa la contención monetaria para la familia. Pero con el tiempo, el éxito y Mariano se volvieron inseparables y cualquier preocupación económica quedó archivada. Uno y otro olvidaron los malos días, firmaron la pipa de la paz y decidieron mantener el diálogo a pesar de la distancia entre ambos.

Se presume inocente. El arresto del progenitor del galán llegó luego de la declaración que realizó un testigo clave en la causa: el cirujano plástico Gustavo Ricchiuto, quien pronunció ante el juez una lista de supuestos vendedores de efedrina, entre los que incluyó a “Ricky”. Según Ricchiuto, Martínez es intermediario en la venta de medicamentos y fue vendedor mayorista del Ministerio de Salud durante la gestión de Fernando de la Rúa.

También afirmó que días antes del crimen, más precisamente el 25 de julio, el padre del actor “se reunió en un bar de Pilar con Ferrón, Forza, Bina (los tres empresarios fusilados) y un mexicano recién llegado de su país de nombre Rodrigo, con intenciones de comercializar efedrina”. Según los dichos del cirujano, la efedrina proporcionada por Martínez tenía como destino un laboratorio de Ingeniero Maschwitz, precisamente el mismo galpón que, según el juez, fue montado por un grupo de narcos liderado por el detenido en Paraguay, Jesús Martínez Espinoza.

Sin embargo, varias fuentes que intervienen en la causa coinciden en que la detención de “Ricky” no tiene sustento legal. “El juez lo manda a buscar por la declaración de un testigo que dice que,presuntamente, este hombre habría vendido efedrina. Pero qué pasa si el testigo incurrió en falso testimonio, se pregunta un abogado que actúa en el caso.

Mientras tanto, “Ricky” intenta convencer de su inocencia a la Justicia y a un hijo que desespera por una explicación.

Por Gastón Rodríguez - 7Días