"LEJOS DE LA REALIDAD"

Coincidimos y destacamos la CRITICA DE LUIS MARÍA HERMIDA, el periodista destacado de la sección Espectáculos del diario Clarin.

"LEJOS DE LA REALIDAD"

En esta cuarta edición, el reality muestra con más exageración el juego de las apariencias.

Cualquier comentario de la cuarta edición de Gran hermano no podía tener lugar antes de sus primeras "galas de nominación y expulsión". Simplemente porque en ellas se aloja el corazón de la idea.

Al punto que no hay Gran hermano sin ellas, como no lo hay sin Mariano Peluffo en la puerta.Esa exaltación extrema de sentimientos y sensaciones, de excitación y emociones que se agolpan en esos momentos de definición, convenientemente exacerbadas, conforman el núcleo sensible (y sensiblero) del programa.

Más allá de las novedades —más formales que de fondo—, en esta nueva edición del encierro se ha hecho mucho hincapié en la pérdida de la inocencia por parte de los participantes.
Como si, al haber sido testigos de tres ediciones anteriores, dispusieran de información previa que les permitiera plantear comportamientos y diseñar estrategias "para ganar".

Lo visto en estos primeros diez días de programa echa por tierra cualquier teoría al respecto ya que si, en el mejor de los casos, alguien logra distinguir quién es quién (sobretodo entre las mujeres que, tintura más tintura menos, "son todas iguales"), no va a encontrar ninguna diferencia con lo que hacían sus antecesores en el ciclo. Ninguna.

Con las sucesivas ediciones, Gran hermano se ha convertido en un compendio de ritos, ceremonias, protocolos, hábitos y rutinas ligeramente exasperantes. Todo el programa conforma una liturgia de la falsedad en el sentido más estricto. Porque se nutre del disimulo, el doblez, la simulación, el disfraz, la apariencia, la impostura, la suposición, el engaño, el ocultamiento, la argucia.

Que de la suma de todo esto termine saliendo un programa exitoso habla más de la gente que lo ve que del formato mismo.
Que este año se hayan reunido un homosexual, un ex presidiario, una estudiante de angiología, un ingeniero y la novia de Sergio Denis no deja de ser un dato de color.

Tampoco dice nada que la primera eliminada haya sido Claudia, una modelo rubia que, por sólo 20 años, se salvó de ser inmortalizada por Luca Prodan.

Ni siquiera, la mayor "novedad", Jorge Rial reemplazando a Soledad Silveyra en la conducción, ha arrojado demasiados dividendos.
Porque con Solita siempre quedaba la posibilidad, al menos, de reírse u emocionarse; cosa que con Rial no. Corrido del registro que mejor domina —el de cizañero profesional de estrellas—, el conductor de Intrusos no termina de dar con el tono apropiado. Quizás porque sigue siendo mejor periodista que conductor.
Y si hay algo que en Gran hermano está claramente de más —lo probaron los "debates" que conducía Badia— es un periodista. Por una sencilla razón, no tiene nada que hacer.