
Decir que en Gran Hermano no todo es lo que parece sería caer en un lugar común.
Los resúmenes diarios se ocupan de mostrar peleas, conflictos, estrategias e hipocresía entre los participantes del reality.Sin embargo, en una recorrida por los pasillos internos de la casa, el ambiente que se respira es otro. Si bien salta a la vista que todos tienen en claro eso de que un ojo indiscreto los filma en todo momento y que sus movimientos serán parte de un mega show mediático, la dinámica del grupo se muestra distinta a la de las escenas que son fría y calculadoramente editadas.
De hecho, la eliminación de Damián Fortunato dejó con la boca abierta a más de uno dentro de la casa.
Mientras que en los debates televisivos y en las galas del programa se abocaron a desenmarañar el supuesto perfil de líder manipulador del stripper, cuando los chicos recibieron la noticia de su partida no podían entender la decisión del público.
A más de uno se le escaparon algunas lágrimas, más precisamente a: Sebastián Pollastro, Jessica “Osito” Gómez y Nadia Epstein, quien todavía se lamenta no haberle confesado al rubio que le pasaban cosas con él.
La percepción de los chicos dentro de la casa es muy distinta a la del público desde afuera.
Para el editor de historias del programa Eduardo Cura, el grupo esperaba que salga Marianela Mirra pero en los foros de Internet y en el discurso público se anticipaba la salida de Damián. “El fanatismo por Newell's Old Boys seguro que le jugó en contra respecto de los votos masculinos”, comentó Cura.
Juegan a ser amigos Sentados en el living de la casa y divididos en dos equipos, todos se enganchan con el dígalo con mímica de películas propuesto por la producción del programa.
Leandro Maldonado gesticula y Silvina Scheffler se encarga de ser la moderadora del juego.
Al final, ganan las chicas y como nenes de 10 años se prenden en una guerra de almohadas al mejor estilo batalla campal.
Hasta se muestran como un grupo unido que trata de matar el tiempo de la manera más divertida posible.
Cura sostiene que no hay un nivel de conspiración dentro de la casa, pero que la esencia del juego se basa en nominar a las personas con las que conviven las 24 horas del día, hecho que genera tensión. “Se sienten traicionados cuando se enteran quiénes los votaron ya que algunos establecen vínculos de amistad y compañerismo invocando lealtad.
Como Damián, que luego confesó que jamás hubiera nominado a un hombre”, dijo el editor.
Entonces, si les produce dolor y rechazo que sus amigos circunstanciales los nominen, ¿por qué son percibidos como la camada de la hipocresía? A priori, la clave pareciera ser la edición.
Al tener que resumir 24 horas dentro de la casa con 14 personas y con más de 30 cámaras que captan las acciones, las imágenes que luego se muestran en los resúmenes diarios son fríamente calculadas.
Cuando están todos juntos se muestran como el grupo ideal.
El material requiere de un mecanismo industrial para ser procesado.
Cura explica que los llamados guionistas se encargan de seguir las historias individuales y de identificar las situaciones con una breve descripción.
Casi como si se tratara de un guión de novela, pero con la diferencia de que los chicos primero generan las escenas y luego éstas son volcadas en los guiones para poder ser seleccionadas.
“Que se muestren todos juntos y felices no significa que se lleven así. Al seguirlos a cada momento, nosotros vemos las contradicciones de cada personaje.
Y si bien elegimos las cosas más jugosas, si no pasaran realmente, no tendríamos forma de mostrarlas”, remató el editor.





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